PENSAMIENTOS Y PERFECCIONISMO.

Hace tiempo que no he publicado nada en este espacio; al principio se trató de que no tenía de qué escribir y luego, de que no creía que lo que yo pudiera escribir fuera del interés de nadie. 

También la sobre-información que me he montado ha tenido mucho que ver: que sí ya las personas no leen blogs, que las personas consumen más contenido audiovisual, que si esto, que si aquello...

Y por otro lado (sí, porque tengo muchas aristas y cada una tiene un porque), le doy demasiadas vueltas a todo; creo que soy perfeccionista aunque tenía una idea errónea de qué era esto y cómo funcionaba. Pensaba que, con lo inconstante que soy, no podía serlo, digo, nada en mi vida es perfecto... ¡pero quiero que lo sea y justamente en eso radica que nada esté completo!

Y vuelvo a leer la primera línea de este texto; vuelvo a confirmar que no se me haya pasado una coma y que las oraciones tengan sentido; me detengo cada tanto a verificar si mis pensamientos están en orden y termino divagando en otras cosas, como que tengo que terminar un encargo que no es urgente pero ya en mi cerebro está clasificado como tal. 

Hoy, de camino al trabajo, he pensado... siempre pienso, yo siempre estoy pensando, solo que esta vez he pensado. He pensado en el poco sentido que tiene mi existencia, en la falta de un plan de vida, de una motivación para existir y dentro de ese pensamiento, un segundo pensamiento, uno en el que iba identificando a los culpables de mis carencias... ¡y casi me sentí bien por ello! 

Me gusta engañarme y digo en voz alta lo que no creo por dentro: que soy consciente de que yo y únicamente yo, soy la responsable de mis decisiones y sus resultados. Pero no es verdad; yo voy por la vida culpando a otros de mi estado actual y rumiando las cosas que no tengo a causa de mis decisiones pasadas. Es como un círculo vicioso con efecto placebo: reconocer mis errores y culpar a otros. 

Entonces hoy pasó lo que supongo que tenía que pasar: el efecto calmante de mis autoengaños llegó a su fin. Mi conciencia despertó y me dijo: ¡Mira mija, aquí no hay culpables externos... lo que pasó ya estuvo y si no te pones a trabajar por ti misma... ¡sorpresa!... no hay un ángel, un príncipe ni un cabrón de noble corazón que venga a salvarte!

Y... y nada, no he descubierto el camino. En cambio, me siento molida, destruida y vacía por dentro y hoy más que nunca quiero necesito ayuda. Quiero que alguien llegue y me ayude a cargar con lo pesada que es la vida, con esta incomprensión del mundo y de no saber quién soy. Quiero que alguien venga y me mienta, que me diga que todo estará bien pese a que la tercera guerra mundial amenaza con desatarse y la pandemia haya jodido todo. 

Por lo menos he entendido algo: mis problemas no lo resolverá tener un millón de dólares. Tengo un desencanto metido dentro del pecho y un deseo inhumano de no estar dentro de mi cuerpo que sé que no se irá por más dinero que tenga. 

Ahora mismo mientras escribo me siento como un gran signo de interrogación: qué, cómo, dónde, porqué, cuándo... y vuelta a empezar en un flujo infinito de preguntas que parece no tener fin. 

A veces quisiera volver a nacer, pero con el recuerdo de todo lo que salió mal en esta vida, para VIVIR sin fracasar... vivir sin sentir que soy más mierda que persona, sin preguntarme si soy mala persona tras cada palabra pronunciada y creer, creer de corazón y con fe, no ser una maldita escéptica y poder disfrutar de las maravillas del mundo. 

Es que siento que ya se me agotó la vida; yo no quiero luchar por salir de mi zona de confort. Siento que perdí la guerra contra la monotonía, aunque nunca quise participar en ese enfrentamiento. Me aferré a la falsa ilusión de que vendría un buen momento, el momento perfecto, y mi vida se transformaría en el cuento que me he montado en mi cabeza... 

¡pero no es así! 

Sigo donde siempre he estado, escuchando las mismas historias, las mismas quejas, engordando a base de decepciones, fingiendo que soy superior cuando soy tan mediocre... 

¡Nada, que me voy a escuchar un podcast! 

Comentarios

Entradas populares